lunes, 12 de enero de 2015

El todo que se convirtió en nada.

Tengo muchas cosas que decirte, tengo tantas cosas que contarte que no puedo sostener estos pensamientos tan sólo en mi cabeza. Necesito ver un cambio en ti, alguna reacción a lo que te digo, sinceramente... Tan solo un poco de importancia a lo que te digo. Pero parece que tu no lo sientes. Veo que te has encerrado tanto en tu trama existencial que no le das importancia a nada. ¡Estoy tratando de sacarte de aquí pero no me escuchas! Estas son mis palabras más profundas, quizá las más sinceras que vas a escuchar de mí. Estoy intentando que valores todo lo que te he ofrecido... Estas reflexiones, estos pensamientos no son míos. Son tuyos. Ahora pareces tan frágil, que no me atrevo a tocarte. Pero trato de sacarte el corazón con mis palabras y tampoco lo puedo conseguir. Quizá mi tono no es el adecuado, no puedo encontrarte entre tanta maleza, te has bloqueado demasiado en tu noción de tiempo-espacio que está en un universo paralelo al mío. Si tan sólo pudieras escucharme, si tan sólo pudieras ver a través de estos ojos... Esta mirada jamás te mentiría. No quiero dejar esto de lado, no quiero que piensen que no he dado la talla, pero de tantos intentos, de muchos, el tiempo me ha consumido. Debo admitirlo, ya no puedo con esto, me he resignado. Mi cuerpo ya no es el mismo de antes, mi alma tampoco. La tristeza invade mi pecho, me siento tan vacía por dentro que mi angustia se agranda cada vez más. Me siento desolada, tan desolada que sin darme cuenta he caído en tu misma posición. Tan sólo me queda el recuerdo de lo que fue antes, de esos días, de tu sonrisa, tu bonita sonrisa. Esos días permanecerán para siempre conmigo. Para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario